A. PINTOS MÁRQUEZ
MALDONADO
í
La región de los lobos marinos,
famosa por sus mármoles, por sus bosques
y por sus magníficas playas.
Artículo publicado en un número especial
que editó “Diario del Plata” en ocasión del
Centenario de la Constitución de 1830.
MONTEVIDEO
Típ. y Lit. “Olivera & Fernández”
Reconquista, 624 • 628
1930
A. PINTOS MÁRQUEZ
MALDONADO
La región de los lobos marinos,
famosa por sus mármoles, por sus bosques
y por sus magníficas playas.
Artículo publicado en un número especial
que editó "Diario del Plata" en ocasión del
Centenario de la Constitución de 1830.
MONTEVIDEO
Tip. y LIt. "Olivera & Fernández"
Reconquista, 624 • 628
1930
MALDONADO
Esta monografía, escrita bajo
los apremios de un plazo angustio-
so, no es sino el bosquejo de un
trabajo de mayor aliento que te-
nemos en preparación, el que DIA-
RIO DEL BLATA editará en libro,
prosiguiendo en su propósito de
hacer conocer el País hasta en sus
ínfimos detalle®. La explicación,
aparentemente innecesaria, respon-
de al deseo de justificarnos ante
las personas que nos han propor-
cionado informaciones que, por ra-
zonés de espacio, no podemos ha-
cer figurar aquí.
Antecedentes y datos geográficos
La creación del departamento de Mal-
donado data del 27 de Enero de 1816,
en que por acuerdo del Cabildo de Mon-
tevideo, aprobado por Artigas, la Provin-
cia fué dividida en cantones ó departa-
mentos, comprendiéndose dentro de la ju-
risdicción territorial de Maldonado, á las
regiones de San Fernando, San Carlos,
Rocha, Santa Teresa y Concepción de Mi-
nas.
Fué así, Maldonado, uno de los nueve
departamentos en que estaba dividido el
país cuando se convocó á elecciones en
1 8'2i8 para la formación de la Asamblea
Legislativa y Constituyente; y virtual-
mente, uno de los nueve departamentos
que determinó el número de listas de la
bandera nacional.
•Comprendía, entonces, su actual terri-
torio y los que corresponden hoy á los
departamentos de Rocha y Lavalleja (an-
tes Minas). Su extensión era, así, de 27
mil 685 kilómetros cuadrados.
Por ley del 14 de Junio de 1837, se
segregó á Minas, restándole 12.485 kiló-
— 4 —
metros, y por ley de 7 de Julio de 1880, á
Rocha, con 11.089 kilómetros, quedando re-
ducido Maldonado á 4.111 kilómetros, se-
gún dato de la Dirección General de Es-
tadística, que contradicen otras informa-
ciones oficiales, como se verá más ade-
lante.
Excepción hecha de Montevideo, Maldo-
nado es el departamento más pequeño del
País; no llega á la quinta parte de Ta-
cuarembó, que es el de mayor extensión.
Está situado entre los departamentos de
Canelones, Lavalleja y Rocha, con dilata-
das costas sobre el Río de la Plata, don-
de ya se confunden las aguas de éste con
el océano Atlántico. Sus límites son: al
Norte, la sierra de Carapé; al Noroeste,
el arroyo Aiguá; al Este, los arroyos Al-
férez y Garzón y la laguna de este mis-
mo nombre; al Sur, el Río de la Plata,
en una extensión de más de 90 kilóme-
tros, y al Oeste, el arroyo Solís Grande,
y los arroyuelos Sauce y Mataojo.
Es de los departamentos más pintores-
cos por el número de sierras, cerros y va-
lles, que ofrecen paisajes de sorprenden-
te belleza.
Forman parte de su orografía, la sie-
rra de las Animas, la de Carapé, la de
Mataojo, la de la Coronilla, la de las
Cañas, la de la Ballena y otras de me-
nos renombre; las asperezas de Garzón,
del Aiguá y del Alférez; los cerros Be-
tete, Pan de Azúcar, del Inglés, del To-
ro y otros.
Maldonado tiene las cumbres más ele-
vadas del País: la sierra de las Animás,
540 metros sobre el nivel del mar; el ce-
rro Betete, 430; el Pan de Azúcar, 420.
Hay dentro del departamento, además
de otras de menor importancia, tres gran-
des lagunas, que ocupan, en conjunto, una
extensión de 12.000 hectáreas: la del
Sauce ó del Potrero, la de José Ignacio
y la de Garzón.
Riegan las tierras feraces de esta cir-
cunscripción departamental, amén de
otras muchas corrientes de menor cau-
dal de agua, los siguientes arroyos: so-
bre el límite con Canelones, el Solís Gran-
- 5 -
de, que desemboca en el mar; en el cen-
tro del departamento, el Pan de Azúcar y
el Sauce, cuyas aguas recoge la laguna
de este último nombre; más .hacia el Es-
te, el Mataojo y el San Carlos, afluentes
del arroyo Maldonado, que vierte sus
aguas en el océano, en las proximidades
de la capital del depa rtamento- al Noroes.
te, límite con AateTé i Aiguá, tributario
del río Cebollatí; al Este, tflaíkü* sobre
el limite con Rocha, el Alférez, que mue-
re en el Aiguá, y el Garzón, que desagua
en la laguna del mismo nombre, y. final"
mente, entre los arroyos Maldonado y
Garzón, el José Ignacio, cuyas aguas re-
cibe la laguna de igual nombre.
Próximas á Punta del Este, hay dos te-
las: la de Gorriti, que sirve de abrigo al
puerto de Malsonado, y ya mar afuera,
dicho kilómetros al Sudeste, la de Lobos,
famosa por ser paradero de focas, cuya
explotación constituye una riqueza racio-
nal.
Forman la bahía de Maldonado, Punta
del 'Este y Punta Ballena, cerrando el pa-
so á'las aguas bravias del Atlántico., la
isla de Gorriti.
Las principales poblaciones del departa-
mento son: Maldonado, que es la capital;
San Carlos, Pan de Azúcar, Aiguá, Punta
del Este y fPiriápolis. !N os abstenemos de
establecer el número de habitantes de ca-
da una, porque consideramos dudosos
los datos que al respecto corren por ahí,
basados en cálculos arbitrarios, ya que el
último censo data de muchos años atrás.
Apuntes históricos
Cuando Juan Díaz de Solís fondeó su
nave en la bahía que limitan Punta del
Este y Punta Ballena, designándola con
el nombre de Puerto de la Candelaria —
2 de Febrero de 1516 — las costas de Ma’-
donado estaban habitadas por los indios
charrúas, agrupados en pequeñas, tribus.
De sus paraderos se hallaron^ vestigios
inconfundibles. En ..la garganta de Punta
del Este, donde ésta se une á los méda-
nos, y más precisamente, en las proximl-
— 6 —
dades de la casilla del cable submarino,
quien estas líneas escribe recogió, hace
ya más de cincuenta años, y tan sólo en
dos horas de tarea, un centenar de piezas
de piedra labrada por los aborígenes:
morteros, boleadoras, puntas de flecha,
mazas, pulidores, etc. Todo aquello y mu-
cho más, estaba diseminado sobre una su-
perficie de tierra dura, negra y lisa, que
antes había cubierto la arena, y que en
aquel día se hallaba completamente libre
de ella por efecto de fuertes vientos del
Sur, quedando así los ejemplares indíge-
nas como en una exposición, sin cosa al-
guna que los ocultase. Poco tiempo des-
pués, anduvo por allá, varias veces, el pro-
fesor don José H. Figueiras, quien hizo
un buen acopio de piedras labradas; co-
mo asimismo otras personas entendidas en
materia de arqueología.
Y si hemos citado este punto con par-
ticular distinción, no ha sido solamente
porque á él nos ligue un recuerdo perso-
nal, sino que todo permite presumir que
el paradero de Punta del Este es uno de
los que acusa una permanencia más pro-
longada de las tribus.
Menos importancia tuvo, sin duda, otro
paradero cercano de aquél, en la barra
del arroyo Maldonado, situado sobre un
lecho de arcilla, medio cuoierto por los
médanos.
Tras las huellas de Solís — escribe el
historiador fernandino don Julián O. Mi-
randa, á quien seguimos en esta narra*
ción — se aventuraron más tarde otros na-
vegantes españoles, á la búsqueda iluso-
ria de oro y plata en la inmensa cuenca
del Mar Dulce, dejando en el olvido el
Puerto de la Candelaria, cuyas costas si-
guieron siendo morada de los indígenas,
que con ojo vigilante veían, desde las lo-
mas cercanas, el pasaje de los buques en
sus viajes por aquellas aguas.
* * *
Convertido nuestro territorio, muchos
años después, en una gran estancia de
uso común, poblada primitivamente por
una cantidad de ganado vacuno que se
- 7 -
introdujo durante el gobierno de Hernan-
darias, surgió la industria del corambre,
que consistía en matar los animales para
extraerles el cuero, que luego, secos al
sol, se embarcaban para Europa.
Con autorización del gobierno de Bue-
nos Aires, que cobraba un derecho por el
permiso que concedía, vinieron á esta ban-
da del río pandillas de faeneros — llama-
dos así los que ejercían la industria del
corambre — los cuales se establecían tem-
porariamente en las costas de los ríos y
arroyos, dedicados á la matanza de ga-
nado.
Muchos de los primitivos faeneros se
perpetuaron en la nomenclatura geográ-
fica del País; entre otros, Francisco .Mal-
donado, que á fines del siglo XVII ó á
principios del XVLII, se estableció en las
cercanías del arroyo que, conjuntamente
con el departamento y la capital del mis-
mo, llevan Su nombre.
* * *
Enterado el gobierno de la metrópoli de
las ambiciones lusitanas respecto de este
nuestro actual territorio — ambiciones que
ya habían tenido un principio de ejecu-
ción en 1680, al posesionarse Portugal de
la costa frente á la isla de San Gabriel y
al fundar la Colonia del Sacramento, que
con diversas alternativas retuvo en su po-
der durante una centuria — ordenó á Bru-
no Mauricio de Zabala, gobernador á la
sazón del Río de la Plata, que fortificara
á Montevideo y Maldonado; lo que hizo
aquél, aunque de mala, gana, con el pri-
mer punto, dejando abandonado el se-
gundo á pretexto de que no se podía fun-
dar allí una población estable y á que su
puerto, “por su poca capacidad, no ofre-
cía cómodo anclaje más que para cinco ó
seis navios”. ¡Así eran las informaciones
qiue mandaban al rey de España sus su-
balternos, para qu e tuvieran exacto cono-
cimiento de sus dominios americanos!
En 1717, los franceses, á las órdenes
de Esteban Moreau, se apoderaron del
puerto de Maldonado, y ayudados por los
indios charrúas, embarcaron una considc-
- 8 -
rabie cantidad de cueros en cuatro buques
que tenían allí á sus órdenes.
Una escuadrilla enviada por Zabala des-
de Buenos Aires, consiguió desalojar aque-
lla vez á los franceses, que aun volvis-
ron á probar fortuna en 1720, siempre al
mando de Moreau, fortificándose en Mal-
donado, de donde fueron expulsados, nue-
vamente, por las fuerzas españolas.
Estas tentativas y las de los portugue-
ses. no consiguieron mover el ánimo iu
Zabala para cumplir las órdenes de su so-
berano en el sentido de poblar y fortifi-
car á Maldonado.
* * *
La demarcación de límites entre los
dominios de España y Portugal en es-
tas regiones — tratado de Madrid de 175 0
— y la resistencia que opusieron á ello los
naturales de las Misiones, que venían á
caer bajo el dominio portugués, influye-
ron en el ánimo de los gobernadores his-
panos para no demorar por más tiempo
la defensa de las propias tierras.
Con ese objeto, don José Joaquín de
Viana, primer gobernador de Montevideo,
se dirigió en Setiembre de 1757 hacia las
costas del Este, fundando la ciudad de
Maldonado.
Sus primeros pobladores fueron 104 in-
dígenas de las Misiones — 37 hombres, 19
mujeres y 48 muchachos de ambos sexos
— á quienes repartió tierras y ganado.
* * *
En 1762, don Pedro de Ceballos, 'que
gobernaba las colonias del Plata, envió á
Viana á fortificar á Maldonado, dotándo-
la á la vez de una considerable guarni-
ción.
Por esa época fué que se comenzó á
edificar la “Torre del Vigía", que aun
subsiste, emplazada en una alta loma, jun-
to á la ciudad de Maldonado, y desde la
cual se divisa aquella bahía en toda su
extensión y aun largo espacio mar afuera.
* * *
Creado en 1777 el virreynato de Buenos
Aires, Ceballos, su primer virrey, estable-
— 9 -
ció en Maldonado su cuartel general al
emprender la campaña por la reconquista
de Río Grande. Entonces mandó restau-
rar las primeras fortificaciones, aumen-
tándolas con nuevas baterías en la isla
de Gorriti, en Punta del Este y en la pla-
ya; baterías de que aun quedan vestigios
que han atraído la atención de la Socie-
dad de Amigos de la Arqueología, deter-
minando estudios de singular valor his-
tórico.
* * *
En Abril de 1786, la corte española
concedió á Maldonado el título de ciudad,
lo que le permitió tener su Cabildo y
otras autoridades superiores. Por € sta épo-
ca, se solicitó del rey el usufructo de la
caza de lobos, “á objeto de obtener un
terreno para propios, con sus beneficios”.
* * *
Aunque tengamos que retroceder un
poco en nuestra breve reseña histórica,
debemos recordar que entre los años 177 3
y 1776 fué construido el cuartel llamado
después de dragones, situado en una es-
quina de la plaza principal de Maldona-
do, que ocupaba toda una manzana y del
que quedan aun restos de paredes, forma-
das con sillares asentados en cal y barro.
* * *
Los cabildantes de Maldonado decreta-
ron en 1798 un escudo como símbolo de
la ciudad, el cual debía contener el dise-
ño de un lobo marino y de una pluma.
El Cabildo solicitó del rey la concesión
del escudo de armas tal como había sido
votado. No se manifestó, sin embargo, la
voluntad real á este respecto — esciibe el
historiador Atilio Cassinelli — pero al in-
sistir el Ayuntamiento en una solicitud
de fecha 15 de Noviembre de 1802, mo-
dificó los signos heráldicos del proyectado
escudo: eliminó el lobo marino y puso
una ballena en su lugar; quitó la pluma
heráldica, sustituyéndola por un ancla.
Con fecha 19 de Abril de 1803, se ele-
vó el pedido al monarca Carlos IV, que
- 10 -
por real cédula expedida el 27 de Agosto
de aquel mismo año y aprobó y concedió la
gracia que se le solicitaba.
* * *
Las invasiones inglesas de 1806 y 1807
fueron funestas para Maldonado. El re-
chazo de Popham frente á Montevideo, lo
obligó ó dirigir sus naves hacia las cos-
tas del Este.
No estaba Maldonado en condiciones de
resistir á tan poderoso enemigo; sin em-
bargo, se apercibió para la defensa, en la
medida de sus fuerzas.
El 29 de Octubre de 1806, la escuadra
inglesa bombardeaba las baterías de la
isla de Gorriti y de la costa. Poco des-
pués, aquellas fuerzas, superiores en nú-
mero y en elementos de combate, desem-
barcaban en el puerto.
Los defensores de la plaza — en total 230
hombres— se replegaron en la ciudad, to-
mando posiciones en el edificio de la igle-
sia en construcción y en la casa del ofi-
cial de la Real Hacienda.
Tras una tenaz resistencia, la ciudad
cayó en poder de las fuerzas inglesas.
También capituló la guarnición de la is-
la de Gorriti.
Concluida aquella guerra con la reti-
rada de los invasores, que abandonaron
en derrota el Río de la Plata, volvieron
las posesiones españolas á la vida colo-
nial.
* * *
El movimiento de Mayo de 1810 encon-
tró eco simpático en la Banda Oriental;
uno de los primeros pueblos que se adhi-
rieron á él, fué Maldonado; pero el go-
bierno de Montevideo desconoció á la nue-
va autoridad revolucionaria, por lo que
los vecinos ad/hcrentes debieron buscar su
salvación en la huida.
El nuevo gobierno de Buenos Aires;
comprendiendo la importancia del puerto
de Maldonado, dispuso su habilitación pa-
ra el comercio de importación y exporta-
ción, siguiendo los consejos de Mariano
Moreno, que decía al respecto 1 0 que si-
-li-
gue: “Para proceder con acierto, se han
registrado en Secretaría los documentos
antiguos que empezaron á formarse desde
el gobierno de don Pedro Ceballos. Este
jefe, cuya buena memoria recomienda sue
aserciones, instó á la Corte, con eficacia,
sobre la fortificación y fomento de Mal-
donado; representó repetidas veces la im-
portancia de este punto y llegó á afirmar
en un oficio, que España no debía contar
con un comercio directo al Perú por el
Río de la Plata, sino en cuanto conservase
la segura posesión de aquel puerto". Ce-
ballos y Moreno, dos hombres de largas
vistas políticas — comenta el ya citado his-
toriador Miranda — coincidían, como se ve,
al través del tiempo, en suíj miras :es-
pecto al puerto de Maldonado.
* * *
Al grito de Ascencio y á la voz domina-
dora de Artigas, respondió Maldonado con
patriótico entusiasmo. Muchos fueron los
vecinos que empuñaron las armas, al man-
do de Manuel Francisco Artigas, hermano
del gran caudillo; entre I 03 alistados sé
encontraban José Machado, Pablo Pérez,
José de León, Ventura Alegre, Leonardo
Olivera y Paulino Pimienta.
La invasión libertadora del año 25 lla-
mó de nuevo á los orientales á combatir
contra los usurpadores del suelo patrio.
Las milicias de Maldonado, al mando de
Leonardo Olivera, se distinguen en todas
las acciones de guerra, desde el asalto á la
fortaleza de Santa Teresa hasta Ituzaingó.
* * *
En el cuadro de los grandes servidores
de la Independencia figuran con honor tres
vecinos de Maldonado, cuyos nombres per-
petua la historia con toda justicia: Ventu-
ra Alegre, Leonardo Olivera y Francisco
Aguilar.
El que después fué coronel Ventura
Alegre, se inició en la carrera de las ar-
mas en las campañas de Artigas; luego,
con su amigo Eugenio Garzón, se incor-
poró al ejército de San Martín en su expe-
- 12 -
dición al Alto Perú, distinguiéndose en las
batallas de Zepita y Junín; al producirse
la renuncia de San Martín en 1822, Ale-
gre continua en el Ejército Libertador al
mando de Bolívar, tocándole honrosísima
actuación en la batalla decisiva de Aya-
cucho, bajo las órdenes del general Sucre.
Vuelto á Buenos Aires, se incorpora al
Ejército Republicano, comandado por Al-
vear, en su acción contra el Brasil, si-
guiendo toda la campaña hasta It'uzaingó,
en la que peleó denodadamente ya como
jefe del 2. o de infantería, para venir á
morir poco después en las calles de Mal-
donado, sorprendido por unas fuerzas bra-
sileñas destacadas en Punta del Este.
El coronel Olivera se inició también en
las campañas de Artigas; tócale actuar
bajo el comando de Rivera en la infausta
jornada de India Muerta; enfundó su espa-
da después de vencida la resistencia arti-
guista, para reaparecer en 1825, en la cos-
ta de Monzón, junto á Rivera. Lueigo fué
puesto por Lavalleja al frente de las mi-
licias de Maldonado, tocándole una actua-
ción brillante y principalísima en la cono-
cida acción de “Los Galpones”, punto cer-
cano á Colonia. Se halló en la batalla de
Sarandí, siempre como jefe d e las milicias
del Maldonado y el 31 de Diciembre de
aquel mismo añ 0 de 1825, tomó con sus
fuerzas, por asalto, la Fortaleza de San-
ta Teresa.
Libros se han escrito sobre la vida mi-
litar y cívica de los gallardos coroneles
Alegre y Olivera; aquí sólo podemos dar
escuetas noticias de lo que fueron en sus
servicios á la patria.
Nos queda para cerrar e^tos breves
apuntes históricos, la merecida referencia
á don Francisco Aguilar, canario de naci-
miento, que se estableció en Maldonado á
principios del siglo XIX, dedicándose á los
negocios. Era hombre de limpia ejecuto-
ria, hijo de un gobernador de las islas
Canarias.. Había estudiado en Inglaterra,
recogiendo las enseñanzas de libertad de
que es cuna aquella gTan nación. Fué asi
que simpatizó con la revolución del año
11, á la que prestó muy buenos servicios,
- 13 -
como también á la cruzada de 1825. Fué un
hombre emprendedor y progresista. El ju-
ramento de la Constitución del año 1830, lo
hicieron ante él los vecinos de Maldonado,
ya que, como Alcalde Ordinario, era la
mas alta autoridad. Fué diputado y sena-
dor en varias legislaturas.
Tales, á muy grandes rasgos, las tres
personalidades á cuya memoria rinde jus-.
t’iciero tributo el pueblo del departamento
de Maldonado.
La propiedad raíz rural
Maldonado es uno de los departamen-
tos en que está más subdividida la tierra.
Sus 468.315 hectáreas de propiedades ru-
rales corresponden á 7094 fracciones, se-
gún los datos del empadronamiento oficial
al cerrar el año 1929. Rocha, con más del
doble de extensión, está dividido en 6237
fracciones. Solo aventajan en e6te pun-
to á Maldonado, los departamentos de Ca-
nelones y Colonia, con 441.542 hectáreas
de tierra rural el primero, divididas en
13.786 fracciones, y con 600.081 hectáreas
el segundo y 8419 fracciones.
He aquí la clasificación, por areas, de
la propiedad raíz rural de Maldonado:
Número de
Hectáreeas propiedades
Total
7.094
- 14 -
Clasificación por valores, según aforo ofi-
cial:
Número de
propiedades
De
$
0
á
»»
»i
501
>i
t >
»»
1.001
»>
*t
»»
5.001
*i
rt
n
10.001
»»
• i
»»
50.001
»»
if
n
100.001
» »
n
ii
200.001
• i
Total .
...
500
2.059
1.000
1.358
5.000
2.816
10.000
567
50.000
274
100.000
14
200.000
5
300.000
1
7.094
Al cerrar este capítulo debemos hacer
constar una observación.
La Dirección General de Estadística y
todas las geografías de la República que
hemos consultado, asignan al departamen-
to de Maldonado una extensión de 4.111
kilómetros cuadrados; ó sean 411.100 hec-
táreas. Sin embargo, el empadronamiento
de la propiedad rural solamente, llega á
468.315 hectáreas. Agréguese á esa cifra
la extensión de las lagunas que hay dentro
del departamento, unas 12.000 hectáreas;
la extensión que ocupan las plantas urba-
nas de las ciudades v pueblos, la de los
caminos, etc. y se llegará bien á los 5.000
kilómetros cuadrados.
¿De donde surge esa contradicción entre
las informaciones oficiales? La Dirección
General de Estadística se atiene á los cál-
culos de las extensiones departamentales
dejados por el geógrafo general José Ma-
ría Reyes. Ahora bien; como esos cálculos
son anteriores á la segregación de Rocha,
debemos suponer, y para ello tenemos al-
gún fundamento, que el error estuvo al
asignar el kilometraje á aquel departa-
mento, dejando el resto para Maldonado.
Población
El censo de 1908 dió al departamento
de' Maldonado 28.820 habitantes. Según
datos de la Dirección General de Estadís-
tica, de entonces á acá esa cifra casi se
— 15 -
ha duplicado: al ceTrar el año 1929 era
de 55.815, lo que da 13.58 habitantes por
kilómetro cuadrado. En este último senti-
do, solo ocupan plano superior los siguien-
tes departamentos de campaña: Canelones
con 35.15 habitantes por kilómetro cuadra-
do y Colonia con 18.55. En todos los de-
más, la densidad de la población es infe-
rior, hasta llegar á 3.94 habitantes por ki-
lómetro cuadrado que corresponde á Ar-
tigas.
Rentas públicas
Damos á, continuación un cuadro de la
recaudación en el departamento por con-
cepto de Contribución Inmobiliaria, Pa-
tentes de Giro, Papel Sellado, Timbres de
Comercio, Timbres de Patentes, Herencias
y Donac : ones, Impuesto Hipotecario^ Es-
tampillas, Patente Adicional, Patentes de
Perros. Impuesto General Municipal, Pe-
sas y Medidas, etc!; recaudaciones éstas
que efectúa la Administración de Rentas.
Ejercicios
Impuestos
1914-1915
.... $
77.686.59
1915-1916
tt
102.757.97
1916-1917
99
111.516.37
1917-1918
9 9
126.836.12
1918-1919
99
118.136.13
1919-1920
99
125.754.88
1920-1921
»,
151.639.33
1921-1922
9 9
130.000.30
1922-1923
99
160.075.77
1923-1924
99
164.060.03
1924-1925
99
165.259.47
1925-1926
9 9
173.296.22
1926-1927
99
201.916.20
1927-1928
9f
230.727.35
1928-1929
99
207.832.34
1929-1930
218.235.80
Administración municipal
El Concejo Departamental de Maldona-
do es uno de los pocos, si no el único, que
prácticamente no tiene deudas. El manejo de
los fondos comunales es correcto. A ese res-
pecto, encontramos en un reciente informe
del Jefe Interventor de Hacienda, Sr. Cor-
— 16 -
nú, 10 siguiente: “La corrección en el ma-
nejo de fondos por los Concejos, es tra-
dicional en esta Comuna”.
En 1929, las rentas municipales recau-
dadas ascendieron á $ 158.338.71.
Los gastos, incluso $ 5.000 de amorti-
zación de una vieja deuda á las Usinas
Eléctricas del Estado, proveniente de la
época de las Intendencias, sumaron pesos
124.330.33.
Se invirtieron en ese año por concepto
de sueldos y jornales, $ 57.480.06; por
vialidad, $ 22.629.69; por alumbrado^ pe-
sos 21.123.93; por otros diversos rubros,
$ 23.096.65.
El cálelo de recursos para este año de
1930, se eleva á $ 180.714.07. Se incluyen
nuevos impuestos por valor de 26.763.58
pesos: á los terrenos baldíos, á las bebidas
alcohólicas, al tabaco y por nueva nomen-
clatura.
Se ha establecido el sueldo progresivo
para el personal municipal; á vialidad ru-
ral y urbana se destina una tercera part’e
de las rentas. Los nuevos impuestos están
afectados á diversas obras: plaza de de-
portes, formación de nuevos parques y fo-
mento agronómico.
Jefatura de Policía
•Son once las secciones policiales del de-
partamento, á saber:
1. a Maldonado
2. a San Carlos
3. a Pan de Azúcar
4. a Mataojo
5. a Solís Grande
6. a José Ignacio
7. a Garzón
8. a Aiguá
9. a La Coronilla
10. a Punta del Este
11. a Piriápolie
- 17 —
Desde Enero de 1868 á Agosto de 1860»
actuó como Jefe de Policía del departa-
mento, el teniente coronel don Sandalio
Ximénez; desde Setiembre de 1869 &
Enero de 1875, don Honorio P. Fajardo;
desde Febrero de 1875 á Junio del mismo
año, don Francisco M. Acosta; desde Ju-
lio de 1875 á Agosto del mismo, el co-
ronel don Miguel M. Aguiar; desde Agos-
to de 1875 á Enero de 1877, el coronel don
Sandalio Ximénez; desde Febrero de 1877
á Enero de 1878, don Justo R. Pelayo;
desde Febrero de 1878 á Junio de 1880,
don Vicente Garzón; desde Julio de 1880
á Julio de 1881, don Honorio P. Fajardo;
desde Agosto de 1881 á Febrero de 1886,
el coronel don Sandalio Ximénez; desde
Marzo de 1886 á Noviembre de 1890, don
Elias L. Devincenzi; desde Diciembre de
1890 á Setiembre de 1897, el coronel gra-
duado don Melchor R. Maurente; desde
Noviembre de 1S97 á Marzo de 1 903. don
Juan José Muñoz; desde Abril de 1903 á
Diciembre del mismo año. don Teófilo
Bentancourt; desde Enero de 1904 á Se-
tiembre de 1905, el coronel Melchor R.
Maurente; desde Setiembre de 1905 á Ju-
nio de 1907. don Alberto Gómez Folie:
desde Julio de 1907 á Diciembre del mis-
mo año, don Enrique Guinasso; desde
Enero de 1908 á Febrero de 1911, el co-
ronel don Andrés Pacheco; desde Marzo
de 1911 hasta Febrero de 19.19, don Ray-
mundo Delfino; desde Marzo de 1919 has-
ta Febrero de 1923, don Carlos J. Herre-
ra; desde Marzo de 1923 hasta Febrero
de 1927, don Jaime H. Pou; desde Marzo
de 1927 hasta la fecha, don Alberto Ga-
rrido Barrios.
Banco de la República
Situación de las colocaciones en cuen-
tas corrientes y valores descontados al fin
de los año® que se determinan, en las
cuatro sucursales que tiene el Banco de
- 18 —
la República en el departamento: Maído-
nado, San Carlos, Pan de Azúcar y Aiguá.
Cuentas Corrientes:
1928 $ 351.800.97
19-29 ” 472.301.08
Valores descontados:
1928 $ 1.960.093.40
1929 ” 2.392.908.46
Usinas Eléctricas
La Usina Eléctrica de Maldonado, inau-
gurada el 23 de Diciembre de 1917, su-
ministra energía, además de á la propia
ciudad, á San Carlos y Punta del Este.
La de Pan de Azúcar fué inaugurada
el 19 de Abril de 1929, y la de Aiguá,
el 15 de Juinio del mismo año.
Producción, por poblaciones, en el ejer-
cicio económico 1929-1930:
Maldonado
San Carlos
Punta del Este .
Aiguá
Pan de Azúcar .
$ 21.691.51
” 27.816.15
" 15.389.05
” 7.301.95
” 6.803.30
Instrucción Pública
Hay en el departamento 56 escuelas:
10 urbanas y 46 rurales. Funcionan dos
cursos nocturnos, uno en Maldonado y
otro en Aiguá.
Componen el personal enseñante, 111
maestros: 16 varones y 95 mujeres.
Los niños matriculados llegan, aproxi-
madamente, á 5.0-00.
A este respecto podemos dar una esta-
dística muy interesante, que demuestra
— 19 —
el crecimiento de la instrucción pública
en el departamento al través de los anos:
Años
Inscripi
1890
996
1895
1627
1900
1488
1905
1754
1910
2214
1915
2589
1920
2906
1925
3600
1926
3810
1927
4331
1928
4598
1929
4717
1930
5000
El censo escolar de 1928 acusó una
existencia de 8.127 niños en edad de es-
cuela, en el departamento; de los cuales
3.122 eran analfabetos.
Enseñanza Secundaria
Hay dos institutos de enseñanza secun-
daria en el departamento: uno en Maído-
nado y otro en San Carlos.
El primero fuó inaugurado el 11 de
Abril de 1913, con una inscripción de 31
alumnos de primer año. Desde entonces
ha ido aumentando la inscripción, año
tras año, hasta el número de 124 que co-
rresponde al año corriente.
El Liceo de San Carlos es un testimo-
nio de lo que pueden la iniciativa priva-
da y el esfuerzo personal de los hombres
en beneficio de la cultura popular. Sur-
gió así aquella casa de estudios, por vo-
luntad de unos cuantos ,sin apoyo oficial
alguno.
¿De quién fué la idea? Esto no impor
ta averiguarlo, desde que lo esencial et
Ja realización del pensamiento, en lo que
tuvo parte principalísima el actual direc-
- 20 -
tor del instituto, señor Juan Surroca
Quartino.
Un grupo de profesionales constituyó el
cuerpo de profesores. Nadie negó su con-
curso; antes bien, todos se adelantaron
á ofrecerlo
Al abrir sus puertas el Liceo, en 1921,
contó con 22 alumnos, los que á fin de
año rindieron examen en el Liceo de Mal-
donado, en el carácter de estudiantes li-
bres.
El número de inscriptos continuó e^
aumento. Los exámenes siguieron efec-
tuándose en Maldonado; siempre en la
forma que queda dicha.
En Febrero de 1928, ya reglamentado
el Liceo por la Universidad, la inscripción
llegó al número de 46.
El 19 de Octubre de aquel mismo año,
fué declarado oficial el establecimiento.
La inscripción fué de 62 estudiantes en
1929 y de 80 en el año actual.
Escuelas Industríales
También son dos las escuelas indus-
triales que hay en el departamento, y lo
mismo que los liceos, una en San Carlos
y otra en Maldonado.
Aquélla se fundó el 2 de Marzo de 1925
por iniciativa de un grupo de personas
de la localidad, entre las que figuraban,
en primera línea, los señores Enrique
Brun y Pintos, José María Maurente,
Narciso Borges, Alfonso Grieco y Julio
Baeza .
Se inscribieron 184 alumnos, entre va-
rones y niñas. Como acontece en esta cla-
se de iniciaciones, la novelería ejerció
mucha influencia en las solicitudes de in-
greso; al cabo de pocos meses, el núme-
ro de asistentes había quedado reducido
á cien. Y alrededor de esa cantidad ha
oscilado la matrícula en los años subsi-
guientes.
Se enseña corte y confección, labores,
dibujo técnico, dibujo decorativo, carpin-
tería y cestería.
Al principio se anexó á la Escuela un
curso de industria lechera, que tuvo á su
- 21 ~
cargo el ingeniero agrónomo don Ernesto
Villegas Suárez. La escasez de alumnos
para esta clase, determinó su supresión,
lo que es de lamentar, porque aquella en-
señanza, bien orientada como estuvo, ten-
día á perfeccionar los procedimientos en
una industria de verdadero porvenir en el
país.
La Escuela Industrial de Maldonado
responde, si se quiere, á una finalidad so-
cial mayor que todas las establecidas en
la República. Como medio de desconges-
tionar el hospicio de huérfanos á cargo
de la Asistencia Pública, ésta mantiene
permanentemente en Maldonado, bajo la
vigilancia de una distinguida educacionis-
ta, la señora Florentina D. de Cuervo, al-
rededor de doscientos niños, que se ha-
llan distribuidos en casas de familia de
aquella ciudad, mediante la paga de doce
pesos mensuales por cada uno, con la
obligación, por parte del albergador, de
vestir y educar al huésped. Pensando en
el porvenir de éstos y sin perjuicio de que
el bien se generalizase á toda la pobla-
ción, la señora de Cuervo solicitó y ob-
tuvo de la Asistencia Pública una sub-
vención mensual, que ésta fijó en tres-
cientos pesos, para concurrir á la funda-
ción de una Escuela Industrial en Maldo-
nado.
Al efecto se constituyó una comisión de
vecinos, que preside la señora de Cuervo.
Esto fué el 19 de Abril de 192-5.
Depositadas las cuotas en la sucursal
del Banco de la República, á medida que
se recibían, llegóse á reunir una canti-
dad que, si no recordamos mal, llegó á
ocho mil pesos, con lo que se construyó
un edificio apropiado, sobre terreno do-
nado por la Municipalidad.
La inauguración se efectuó en Octubre
del año pasado. Tiene la Escuela alrede-
dor de cien alumnos, entre varones y mu-
jeres.
Por el momento, sólo se dan dos cur-
sos: corte y confección y carpintería. Ver-
dad es que para el sostenimiento apenas se
cuenta con los trescientos pesos mensua-
les con que concurre la Asistencia Pú-
22 —
blica. Se tiene la promesa de la coopera-
ción del Consejo Superior de Enseñanza
Industrial, lo que permitirá organizar con
más holgura el establecimiento, á la vea
que ampliar el número de cursos.
Asistencia Pública
Ha# en Aiguá un jpeq'ueño hospital,
debidamente instalado. Fuó inaugurado el
27 de Marzo de 1927.
En las miemas condiciones tiene el
suyo iPan de Azúcar.
iMás amplio y completo, es el hospital
de San Carlos. Este y el de Pan de Azú-
car, fueron inaugurados el mismo día,
el 14 de Octubre de 1928.
Con la donación de las dietas de se-
nador por el doctor Ramón P. Díaz, que
ascienden á 25.000 pesos, se proyecta
construir un edificio para policlínica en
la ciudad de Maldonado, con plan pa-
ra levantar luego un -hospital, tal como
corresponde á ’as necesidades de aquella
población. Se cuenta para ello con tres
hectáreas de terreno aportadas por la Mu.
nicipalidad.
Riqueza agropecuaria
No sobresale Maldonado por su produc-
ción ganadera ni tampoco por la calidad
de ©us ganados; sobre todo en la compa-
ración con aquellos departamentos que si-
guen la evolución de la ganadería paso á
paso, sin omitir sacrificios de dinero en
la compra de reproductores. Acaso cons-
pira contra ese adelanto pecuario, la sub-
división de la tierra, que ha reducido el
número de estancias. Fracciones mayores
de mil hectáreas, hay apenas cuarenta en
aquella circunscripción departamental, y
entre ellas sólo once mayores de mil qui-
nientas hectáreas, sin pasar ninguna de
cuatro mil, en un país donde abundan
los campos ds un solo dueño con treinta
y cuarenta mil hectáreas.
De la existencia de ganados no pode-
- 23 -
mos dar datos absolutas de valor actual:
acaba de hacerse un censo que aun no ha
sido liquidado en cifras ciertas.
El censo ganadero de 1924 atribuía al
departamento de Maldonado estas canti-
dades:
Vacunos 169.273
Ovinos 815.399
Porcinos .... 9.496
Sobre estas cantidades, las autoridades
competentes en la materia calculan un
aumento de 33 por ciento.
En el ejercicio 1927-28, último de que
se tienen noticias sobre agricultura, ha-
bía en el departamento 16.6 30 hectáreas
sembradas de trigo; 9.410 de maíz;
1.290 de* avena; 36 de cebada; 7 de al-
falfa; 16«0„ de porotos; 115 de papas y
24-6 de boniatos.
■Los predios dedicados á agricultura
fueron 1.846, de los cuales 1.115 eran
explotados por los propios dueños; 418
por arrendatarios y 313 por medianeros.
En 1929 había 25 6 hectáreas con vi-
ñas, con un total de 903.075 cepas. La
producción total fué de 958.427 kilos de
uva. Se elaboraron 613.411 litros de vino.
Minas y canteras
'Hablaremos primero de estas últimas,
ya que son, por el momento, las que tie-
nen más positiva importancia comercial.
Desde hace más de setenta años, y sin
interrupción, se explotan en Maldonado
dos canteras de piedra calcárea. Una de
ellas es la conocida por la “Cantera del
Sauce”, por estar situada en las cercanías
de la laguna de ese nombre. Fué, en la
época de su iniciación, y hasta muchos
años después, de los hermanos Samuel
y Alejandro Lafone y luego de sus suce-
sores; más tarde, de don Ambrosio Gó-
mez, y, finalmente, de González, Sidí y
Fiochi, quienes la vendieron á don Juan
Hoover y éste á un señor Sabaté, de Bue-
- 24 -
nos Aires, que es su actual propietario.
La otra, que fué del general don Ger-
vasio Burgueño y que hoy explota la
Compañía de Materiales de Construcción,
situada entre Solls Grande y Pan de Azú-
car, á unos siete kilómetros de la vía del
Ferrocarril del Estado, es famosa no sólo
por su piedra calcárea, sino también por
sus mármoles incomparables, como de ello
hay comprobación evidente en el revesti-
miento del Palacio Legislativo, en la obra
ornamental exterior del mismo, como asi.
mismo en la del salón de Pasos Perdidos.
Y es de notar, que esos mármoles no sólo
se utilizan en el País y en la Argentina,
sino que han conquistado otros mercados
al través del océano, principalmente en
los Estados Unidos, donde hay suntuosos
edificios ornamentados con ellos.
Tanto la piedra calcárea de la “Cante-
ra del Sauce”, que es azul, como la de la
“Cantera de Burgueño”, que es blanca,
veteada, Tinden un porcentaje de carbona-
to de cal insuperable: la primera, algo
más de 94 por ciento; la segunda, entre
96 y 98 por ciento.
De estas canteras proviene la mayor
parte de la cal que se consume en Mon-
i e video.
Debemos recordar á los montevideanos,
ya que muchos de ellos no lo sabrán, que
las cuatro columnas que adornaban hasta
hace bien pocos días el frente del edificio
del Banco de Londres, en la calle Cerrito,
eran de mármol extraído en la Cantera de
Burgueño, y colocadas allí en 1856, hace
ya la friolera de 74 años.
Otras canteras famosas son las de gra-
nito y pórfido que existen en Piriápolis;
famosas por su calidad y por la abundancia
de su producción.
Y á estas riquezas del suelo de Maído-
nado, debemos agregar sus yacimientos de
cobré, plomo, plata, asbesto (amianto) y
carbón, muchos de ellos denunciados y
otros en explotación.
La historia de la industria extractiva
en Maldonado, no puede caber dentro del
- 25 —
reducido espacio de que disponemos en
estas páginas.
Bosques
Maldonado se enorgullece, y á justo tí-
tulo, de ser el departamento que tiene
más extensión de. tierra cubierta de bos-
ques formados por la mano del hombre, y
en primer término, de su Rosque Munici-
pal y -de los grandes pinares levantados so-
bre los médanos de arena movediza que
circundan la bahía.
Entre los primeros plantadores de pinos
marítimos, ocupa lugar prominente don
Enrique Burnett, británico, que se estable-
ció en Maldonado hace más de sesenta
años, y que dejó como obra perdurable de
su esfuerzo perseverante, algunos centena-
res de hectáreas cubiertas de pinos. Le si-
guen, ya como plantadores ó como simples
propietarios de bosques, en los que hay
también eucaliptus, acacias y álamos, En-
rique Burnett (hijo), L. Alonso Pérez, Luis
J. Supervielle, la Sociedad Pinares de Mal-
donado, O. J. Marconi, G. Acosta Viera, la
sucesión del doctor Bergalli, la sucesión de
don Manuel Starost, Herrera Vega, la su-
cesión del doctor Sienra y Carranza. Ca-
brera Hnos., Julio de la Fuente, la viuda de
Giot, Eduardo Thomas y otros muchos.
Todos estos bosques ocupan, en conjun-
to, alrededor de 1.600 hectáreas.
Además, está el bosque de Lussich en
Punta Ballena, 900 hectáreas, con más de
tres millones y medio de árboles de las
más variadas especies; el de la Sociedad
Balnearia de Solís, en la Punta de la Sie-
rra de las Animas, 700 hectáreas, y final-
mente, los bosques de Piriápolis, cuya ex-
tensión se calcula en unas 1.50D hectáreas.
En suma: / .70u hectáreas de magnífi-
cos bosques.
Datos electorales
En la elección de diputados nacionales
efectuada en Noviembre «de 1928, hubo
9.744 votos válidos emitidos, que corres-
- 26 -
ponden á los siguientes lemas:
Partido Nacional 3592
Partido Colorado 2077
Por la Tradición Colorada 2316
Partido Colorado General Fruc-
tuoso Rivera 1547
Partido Colorado Radical 70
Agrupación Colorada Juventud Ri-
verista 19
U-nión Cívica del Uruguay 77
Partido Socialista 9
Partido Comunista 26
Partido Blanco 11
Total 9744
Puede calcularse que hay en el departa-
mento de Maldonado 12.000 inscripciones
en vigor.
Isla de Lobos
La llamada por excelencia isla de Lo-
bos está situada frente á Punta del Este;
algo más al Sur que está. Tiene unos 1.500
metros de longitud por 800 en la parte
más ancha.
Debe su nombre y su celebridad á las fo-
cas que la frecuentan.
Esta, como las de las del Polonio, las de
Castillos y las de la Coronilla, fueron ex-
plotadas siempre con buenos rendimientos.
Ya en 1790, una compañía maritima se
dedicó en Maldonado á la matanza de lobos
marinos. Según don Isidoro de María, di-
cha empresa envió á España, en aquella
época, 17.561 cueros de lobo y 3.605 pipas
de grasa de lobo y de ballena.
Antes, por el año de 1796, gozando ya
de justa fama los lobos marinos de nues-
tras costas, el Cabildo de Maldonado so’i-
cltó del Rey el usufructo de la caza de di-
chos animales, “á fin de obtener un terre-
no para propios, con sus beneficios”.
Desde 1823 á 1842, fué concesionario
don Francisco Aguilar; de 1843 á 1847,
don Juan Susviela y don Francisco Anto-
nino Vidal; de 1848 á 1865, los hermanos
Samuel y Alejandro Lafone; de 1866 á
1875, el general Francisco M. Acosta y el
- 27 —
coronel Manuel Aguiar; de 1876 á 1885, el
general Francisco M. Acosta, sus hijos
Norberto y Francisco y el coronel Angel
Casalla; de 1886 á 1895, los señores Ama-
ro Carve, Honorio P. Fajardo, Máximo Ta-
jes, Manuel Pagóla, Ruperto Fernández,
Esteban y Valentín Martínez, Francisco L.
Barreto, Salvador Tajes, Joaquín Mascaró
y Joaquín Santos; de 1896 á 1903, los se-
ñores Américo Beisso, Leoncio Gandós y
Emilio Avegno; de 1904 á 1908. “The Uru-
guay Lobos Fishing Company”; desde en-
tonces acá, la explotación de las is'as de
lobos se ha realizado directamente por
cuenta del Estado.
Los productos de las islas, desde 1873 á
1908 — 36 años — dieron estos promedios
anuales: 14.875 cueros y 32.763 kilos de
aceite.
Durante la administración por el Esta-
do> excluidos los años 1909, 1913, 1915,
1917, 1918 y 1930 en que no se faenó, lo*s
promedios de productos fueron éstos: 2700
cueros finos, de lobos de dos pelos; 5300
cueros ordinarios, de pelucas y de bayas,
según la denominación vulgar, ya sean ma-
chos ó hembras, y 27.000 kilogramos de
aceite.
En cuanto á los beneficios líquidos, te-
nemos estos datos del período de adminis-
tración por el Estado.:
1910 $ 38.101.05
1911 ” 17.266.47
1912 M 8.355.21
1914 ” 7.076.94
1916 M 2.999.69
1919 M 73.677.93
1920 ” 11.004.49
1922 ” 9.808.61
1926 ” 1.305.37
1927 ” 1.793.79
1928 ” 1.867.77
Las notables diferencias que aquí se
comprueban, dependen, principalmente,
del precio alcanzado por los cueros finos;
en 1919, por ejemplo, se vendieron en los
Estados Unidos, ó veintidós pesos cada
uno, y hoy no hay quien pague ni cinco
- 28 -
pesos. Los cueros finos de la faena de
1929, aún están depositados en el Ins-
tituto de Pesca, sin haberse podido colo-
car por ausencia de interesados. Los
cueros ordinarios los compra, en su ma-
yor parte, la Intendencia «General del
Ejército y la Armada, con los que fabrica
botines y correaje© de primer orden.
Además de las anualidades establecidas
en los respectivos contratos, que fueron
de $ 32.000 y de 4:6.300 las últimas, las
empresas concesionarias estaban obligadas
á pagar un impuesto municipal por cada
cuero y otro por cada diez kilogramos de
aceite; impuestos que se repartían por
partes iguales las Municipalidades de
Maldonado y Rocha. Los beneficios que
hoy obtiene el Estado, se reparten como
sigue, de acuerdo con la ley que creó las
Intendencias Municipales: 50 o|o para la
Asistencia Pública; 25 o|o para la Muni-
cipalidad de Maldonado y 2>5 o|o para la
de Rocha.
La Isla de Lobos dió siempre tantos
ó más rendimientos que todas las otras
juntas. Tan poco© produ'ros se recogen do
éstas últimas — situadas sobre las costas
de Rocha — y tan elevados son los gas-
tos de explotación, que se ha pensado en
abandonar la faena en ellas.
A la Isla de Lobos se le llamó también,
como al Banco Inglés, “cementerio de bu-
ques”, por lo frecuentes que eran los
naufragios en aquel punto. Hoy sólo que-
da el recuerdo de tan triste fama.
En 1906 se erigió en la extremidad
norte de la isla un magnífico faro, en to-
rre de hormigón, con una altura focal
de 66 metros sobre el nivel del mar.
Es de primera magnitud, como corres-
ponde á aquel punto de recalada, con
destellos blancos cada cinco segundos.
En estado medio de transparencia at-
mosférica, es visible á 21 millas marinas.
El faro está dotado, además, de una
señal acústica para los día© de niebla:
una sirena que funciona por medio de
aire comprimido.
■Hay también en la isla una estación de
telegrafía sin hilos, que responde al lia-
- 29 -
mado C. W. B. y que tiene un alcance
de 1*50 kilómetros.
La Iglesia de Maldonado
Fué comenzada por los españoles duran-
te su dominación, y abandonada, ein ha-
berse llegado á cerrar ni la nave principal,
en 1806, cuando la invasión inglesa.
Dutante muchos años sirvió de cuar-
tel, hasta que á fines de 1895 se p'jso
término á la obra, para lo cual -se desti-
naron las rentaa municipales provenien-
tes de los impuestos á los "cueros y al
aceite de lobos.
El “Marco de los Reyes”
La ciudad de Maldonado conserva cui-
dadosamente, con verdadero sentimiento
del valor histórico que tiene, el último
de los tres marcos que se llegaron á co-
locar en nuestro territorio de acuerdo con
el tratado de demarcación de límites ce-
lebrado en Madrid por plenipotenciarios
de España y Portugal el 13 de Enero
de 17'50.
Ese obelisco construido de mármol
blanco, con ligeras vetas roaadas, fué si-
tuado por ambas comisiones de límites
en la Sierra del Carapé, en el punto que
desde entonces se denominó el Cerro de
los Reyes.
Rotas posteriormente lae relaciones
hispano-lusitanas, y modificadas luego las
líneas divisorias por nuevos tratados,
aquel marco, como loe dos que se habían
colocado antes — uno en Castillos y otro
en India Muerta — perdió por completo
su originaria significación internacional,
quedando abandonado en el lugar de su
ubicación, como cosa inútil.
La saña de los españoles, dueños del
campo, dejó huellae en las inscripciones
grabadas en los marcos, algunas de las
cuales aparecen hoy ilegibles, destruidas
evidentemente con el propósito de borrar-
las. El tiempo y la ignorancia de las gen-
- 30 -
tos contribuyeron después al derrumbe
de aquellos monumentos históricos.
Cúpole á la Junta E. Administrativa del
departamento de iMaldonado, el honor de
promover la reconstrucción del marco si-
tuado dentro de los límites de su juris-
dicción, á cuyo efecto nombró en 1895
una comisión de vecinos que se trasladó
hasta la Sierra del Carapé, acometiendo
la tarea, en aquel punto, de recoger una
por una las piedras del obelisco, que se
hallaban diseminadas por el campo, mu-
chas de ellas cubiertas de tierra ú ocultas
por las malezas. La obra reparadora cul-
minó colocando el marco, hasta donde fué
posible integrarlo, en la Plaza del Recreo,
al pie .de la Torre del Vigía.
La Torre del Vigía
F'ué construida bajo la dominación es-
pañola allá por el año 176, 2, cuando se
hicieron las primeras fortificaciones en
Maldonado. Es rectangular; su base cua-
drada, con cinco metros por lado. De al-
.tura tiene aproximadamente trece me-
tros'.
Punta del Este
Hasta 1843, Punta del Este era de pro-
piedad exclusiva del Estado. En aquel
año fué vendida á los hermanos Samuel
y Alejandro Lafone, bajo los apremios de
la necesidad por parte del Gobierno de la
Defensa.
Bañada por las má* puras agu^s oceá-
nicas, de bravura indomable y perenne en
toda la escarpada extensión de la costa
conocida con el nombre de San Rafael,
mansas y suaves donde empieza el gran
semicírculo que cierra el puerto de Mal-
donado; favorecida por una temperatura
reconfortante en los meses de verano, in-
ferior á 28 grados aífn bapo los rigores
de la canícula; con muy interesantes
perspectivas hacia el mar, por el continuo
pasaje de vapores; teniendo á un lado, á
corta distancia, la Isla de Lobos, poblada
de focas, y casi en frente, la isla de Go-
— 31 —
rriti, parajes seductores por su singular
belleza, que constituyen número esencial
en lo© programas de paseos organizados
por los huéspedes veraniegos; enriqueci-
da por una edificación bella y lujosa, ple-
tórica de vistas alegres, con fáciles comu-
nicaciones, luz eléctrica, aguas corriente©,
hoteles de primer orden y buenos servi-
cios de correos y telégrafos, aquella región
ha adquirido, de pocos años á esta parte,
una preponderancia digna de ©us excelen-
cias, que es justo alabar y encarecer.
El faro de Punta del Este fué construi-
do por los años 1858 á 1859, é inaugurado
el l.o de Marzo de 1860. Reemplazó á
ot: o establecido entonces en la isla de
Lobos y que había empezado á prestar
servicios el 5 de Abril de 1858.
Está situado en la extremidad de la
Punta del Este, á los 34 grados 58’11 de
latitud sud y 54 grados 57’18” de longi-
tud W. G. Su altura focal sobre la plena
mar e© de 44 metros; visible, en estado
medio de transparencia atmosférica, á 1<5
millas marinas. La luz fué fija en un prin-
cipio; hoy es con ocultaciones. La torre
es de mampostería, de forma circular,
pintada de blanco. Al costado tiene una
amplia casa de material, que habitan los
guardianes.
Este faro está catalogado como de se-
gundo orden y se ilumina con lámparas de
mechas, usándose aceite incandescente.
Piriápolis
Es el esfuerzo má© grande realizado en
el País por un solo hombre, para \orgullo
de todos. Es un mérito que nadie podrá
disputarle á don Francisco Piria.
Hace cuarenta años que aquellos cam-
pos estaban dedicados á la ganadería, en
la forma extensiva que aquí se explota
esa industria y mucho mas entonces.
Piria los adquirió de uno de los here-
deros del coronel don Leonardo Olivera,
como que antes formaron parte de la gran
eetancia que poseyó aquel militar de la
Independencia, comprendida entre la ba-
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rra de la Laguna del Sauce y la mitad del
cerro Pan de Azúcar.
Piriápolis abarca una extensión de 3500
hectáreas, donde las bellezas puestas por
la mano del hombre se armonizan mag-
níficamente con las de la naturaleza.
.Dentro de los límites de la propiedad
hay tres cerros, que quiebran con sus lí-
neas el panorama del campo: el Pan de
Azúcar, el del Inglés y el del Toro.
Una playa de aguas claras y profundas,
lo limita por el sur.
V dentro de ese marco se levantan la
posesión señorial del señor Piria, infini-
dad de buenos chalets, y grandes hoteles;
un buen puerto y una magnífica rambla
hermosean la costa; millares y millares
de árboles forman bosques en extensiones
considerables.
De allí se extraen pórfinos y granitos,
de gran valor para las construcciones sun-
tuosas. En el Palacio Legislativo figuran
con honor al lado de los mármoles de la
afamada cantera dé" Burgueño.
Piria ha enterrado en todo aquello al-
gunos millones de pesos. Acaso piense en
su negocio; pero loados* sean los hombres
de progreso como él que se enriquecen
enriqueciendo al País, aumentando los
prestigios nacionales.
V